Redacción. La prohibición de la entrada de camiones provenientes de la Unión Europea, como así también de terceros países, entra en vigor a partir del lunes 10 de octubre.
Esta prohibición es una consecuencia a raíz del conflicto bélico que Rusia mantiene con Ucrania y es extensiva, no sólo a los países miembros de la Unión Europea, sino también a Estados unidos, Japón y Corea del Sur, así como a Australia, Albania, Andorra, el Reino Unido, Islandia, Canadá, Liechtenstein, los Estados Federados de Micronesia, Mónaco, Nueva Zelanda, Noruega, San Marino, Macedonia del Norte, Singapur, Taiwán, Ucrania, Montenegro y Suiza.
Además de las consecuencias económicas, esta medida influye de forma directa en la distribución de mercancías y de productos, castigando al sector de la logística.
Por su parte, Rusia pone barreras con una serie de medidas ante el conflicto bélico desatada desde febrero pasado. Dichas medidas van desde la ciberseguridad hasta el suministro de materias primas, fuentes de energía, restricción en el transporte y en la distribución de productos y mercancías, entre otras.
Este combo de prohibiciones no hace más que disparar medidas inflacionarias en todos los sectores, dañar la macroeconomía y las microeconomías regionales y acelerar políticas de subida en los tipos de interés, todas medidas que imposibilitan que las empresas tengan acceso a los mercados, al crecimiento sostenido y a la financiación.